Monumentos de Mérida |
Unión |
Nuestro mundo de musas, dioses griegos y mar Mediterráneo comenzó estrenándose en Madrid, viajó a la bella ciudad de Sigüenza, se paseó como colaboración en Barcelona, lugares donde lo vivimos intensamente, como siempre que tocamos escenario, pero el lugar más importante y especial, al cual este escrito está dedicado, ha sido Mérida; participamos con nuestro espectáculo en la celebración de Emérita Lúdica, fiesta en la que participa el pueblo emeritense para recrear la vida romana que fue siglos atrás.
Emérita Lúdica |
Llegamos a la ciudad el día anterior a la actuación; dejamos maletas y vestidos con nuestra caracterización nos mezclamos con el pueblo romano; la zona histórica era un hervidero de personas vestidas para la ocasión. Fue un gustazo: pasear por las bulliciosas calles, hablar con los ‘mercaderes’, cruzar miradas de complicidad, entrar a un restaurante y que el dueño sea un fanático de la historia y nos deje hipnotizados escuchando su narración de siglos atrás…y nosotras, musas, acompañadas por el dios Dionisos, paseábamos nuestro palmito por la historia de Emérita Augusta, un salto en el tiempo, así nos sentíamos en ese momento.
Las horas pasaban, y tocaba hacer maleta con vestuario, ducharse y compartir espejo, maquillajes, imperdibles y horquillas(un ritual que me encanta), para salir hacia nuestro destino: el templo de Diana.
Templo de Diana |
Las calles de Mérida estaban abarrotadas de esclavos, legionarios, gladiadores, patricios, niños y mujeres de aquella Hispania. Nos tocó correr entre ellos cual cuádriga corre en carrera sobre el circo romano, con nuestras maletas y aparejos varios para la actuación. Esa fue la primera carrera de la noche, le siguieron varias más, una por cada cambio de vestuario para volver al escenario; teníamos que rodear el templo, sortear personas y puestos para llegar a nuestros ‘camerinos’, resultaba divertido.
Y llegó el momento… la música bajo las estrellas, el calor de la noche y una voz masculina comenzó a narrar la historia de aquella vasija griega, moldeada por las musas, viajera errante en busca de su destino.
Las Musas quedaron dormidas bajo la mirada de nuestro templo, del dios Dionisos y del público que allí esperaba a ver nuestro ‘Imaginary Travel’, nuestro viaje imaginario, ligado al mar Mediterráneo que nos unía y nos daba la fuerza para conectarnos y disfrutar de nuestra danza, que nos trasladó desde Grecia hasta Cádiz, pasando por Turquía, Italia o Egipto.
Imaginary Travel |
El final de nuestro cuento romano terminó como empezó, pero a lo grande: el domingo salimos con nuestro atuendo de dioses y musas paseando por las calles romanas de Mérida; llegados a este punto nuestra mimetización con la celebración de la época romana era total, terminamos buscando el Teatro Romano y allí nos convertimos en ‘patricias’, disfrutando sus últimas horas en el mejor sitio de esta histórica ciudad.
Teatro Romano |
Tras experiencias así cuesta volver a conectar con la realidad del día a día; siempre estamos esperando y deseando vivir la siguiente.
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